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Villasuso

El niño

Eres un niño. Un día te despiertas y miras por la ventana. Llueve y hace frío ahí fuera. Entonces, como el tiempo no acompaña, decides pensar en otras cosas. En el futuro. Resulta que el tiempo meteorológico no podía estar peor pero es que el tema de tu futuro se te presenta aun más negro y difuso. Y por si fuera poco, tu entorno te confunde todavía más. En la escuela, los profesores imparten materias sin pasión. Historia, literatura, fechas. Para ti, todo resulta demasiado tedioso. En casa cuanto menos molestes, mejor. Cuantas menos preguntas hagas, mejor. No molestes. Calla y mira la tele. Sus imágenes, su filosofía, se clavan en tus retinas y moldean tu débil espíritu. Tiros y peleas, sí. Pero sobre todo consumo, consumo y consumo.

El terreno laboral está delicado. Por no decir imposible. No encuentras tu camino. La luz que te ilumine y te guíe. Para hacerte olvidar esas cosas llega el alcohol. Tu amigo. Seguramente eres uno de esos niños que reflejan las encuestas de los periódicos. Trece años. Edad media de inicios en el alcohol (4/11/2004, El Correo Gallego). O uno de esos que aparece en los gráficos del Plan Nacional Antidrogas. “Alarmante”, concluyen las autoridades. Y tú desorientado, perdido en la negra sombra de esta puta sociedad, ¿ves alarmante este aumento de consumo de alcohol? ¿de cannabis? ¡cómo! ¿cada vez más jóvenes?

Lo alarmante quizá sea no hallar personas que te cedan antorchas con la luz que buscas. Que te enseñen de verdad que aún quedan cosas. Libros, películas, amigos, proyectos, metas. Pero que no te lo intenten enseñar cuando ya es demasiado tarde. Desde una clínica de desintoxicación, por ejemplo. Que la sociedad pueda ir marcando tus pasos. A ver cuando aprenden. Esos cerdos políticos.

1 comentario

Edu -

Villa, gran artículo en cuanto a forma, expresión y ritmo que seguramente es un hito en cuanto a cumplir las normas y solemnidades que presiden el actual y nefasto periodismo -con raras excepciones- y, por ende, apela perfectamente a los sentimientos y no a la razón. Considero grandes periodistas aquellos que trabajan como tal sin serlo. Ahí tenemos a Jiménez Losantos (filólogo de lengua castellana) o a César Vidal (licenciado en derecho). Ante el comentario parece que se habrén dos posibilidades, un chaval perdido desorientado y desarraigado de una sociedad en la que no encaja cae en vicios que conducen a problemas evidentes. La solución a sus problemas llega tarde, cuando ya no resulta de la eficacia necesaria. Muy fácil, la solución no es hacer una autocrítica de conciencia, pensar en qué falla la sociedad o lamentarse por no alcanzar a comprender determinados comportamientos; muy al contrario, la solución radica en que nunca pueda optar por esa primera opción, la más fácil y rastrera, sino que se vea abocado a buscar la segunda porque la primera, sencillamente, halla desaparecido. Esto se consigue, hablando metafóricamente, en que no pueda encontrar una maldita hoja de maría ni el culo del mundo.