Urdaci sigue dando sorpresas
En abril de 2004, Alfredo Urdaci abandonó los informativos de Televisión Española. Ya casi nos habíamos olvidado de él, pero poco después sacó un par de libros: Días de ruido y furia y El cónclave. Y si el objetivo que se marcó con estas publicaciones fue el de no caer en el olvido de los medios y de la sociedad, podemos dar nuestra palabra de que lo consiguió.
El cónclave, libro que explica los métodos que se emplean en la elección de un Papa, supuso un gesto oportunista por parte de Alfredo al prepararlo en los momentos en que Juan Pablo II agonizaba. Sin embargo, no generó tanta polémica como la que ha suscitado Días de ruido y furia. Cuando tuve la oportunidad de hojear este libro -en un viaje de autobús con un colega-, he de confesar que no me impresionó. Es más, me pareció un libro con un estilo bastante sosegado para provenir de un personaje como Urdaci.
Pues bien, cuál fue mi sorpresa al conocer que la editorial Plaza y Janés ¡y el propio Urdaci! han reconocido como falsa una cita atribuída al periodista de la Ser, Fernando Delgado, en la jornada previa a las elecciones generales que decía: "Mañana tienen ustedes la oportunidad de terminar con gente como Jiménez Losantos, Carlos Dávila, Alfonso Ussía y Alfredo Urdaci, herederos directos de los que asesinaron a García Lorca". Aparte de que la frase lesiona, como se dijo desde Cadena Ser, gravemente su honor y reputación profesional, la historia no acaba ahí porque otro "periodista" del gremio de Urdaci, Alfonso Ussía, escribió un artículo en contra de Delgado que se titulaba Un mierda, muy en su línea. Por el momento, el periodista de la Ser ha presentado una demanda civil contra Ussía y la editorial se ha comprometido a retirar la frase del libro en posteriores publicaciones. Veremos en qué queda todo esto, pero por lo de ahora el libro ha perdido la poca crebilidad que le podíamos conceder.
El cónclave, libro que explica los métodos que se emplean en la elección de un Papa, supuso un gesto oportunista por parte de Alfredo al prepararlo en los momentos en que Juan Pablo II agonizaba. Sin embargo, no generó tanta polémica como la que ha suscitado Días de ruido y furia. Cuando tuve la oportunidad de hojear este libro -en un viaje de autobús con un colega-, he de confesar que no me impresionó. Es más, me pareció un libro con un estilo bastante sosegado para provenir de un personaje como Urdaci.
Pues bien, cuál fue mi sorpresa al conocer que la editorial Plaza y Janés ¡y el propio Urdaci! han reconocido como falsa una cita atribuída al periodista de la Ser, Fernando Delgado, en la jornada previa a las elecciones generales que decía: "Mañana tienen ustedes la oportunidad de terminar con gente como Jiménez Losantos, Carlos Dávila, Alfonso Ussía y Alfredo Urdaci, herederos directos de los que asesinaron a García Lorca". Aparte de que la frase lesiona, como se dijo desde Cadena Ser, gravemente su honor y reputación profesional, la historia no acaba ahí porque otro "periodista" del gremio de Urdaci, Alfonso Ussía, escribió un artículo en contra de Delgado que se titulaba Un mierda, muy en su línea. Por el momento, el periodista de la Ser ha presentado una demanda civil contra Ussía y la editorial se ha comprometido a retirar la frase del libro en posteriores publicaciones. Veremos en qué queda todo esto, pero por lo de ahora el libro ha perdido la poca crebilidad que le podíamos conceder.
4 comentarios
Anónimo -
Edu -
Lo peor,con todo, es que ahora el partidismo no se reduce a los telediarios: Julia Otero, Gram Wayoming o la configuración de 59 Segundos son un buen ejemplo. Para que los telediarios no pierdan audiencia creo que hay que darle un tono más desenfadado, tal vez sería bueno que los presentase Lorena Berdúm y Dos Rombos que lo coja Sánchez Dragó.
Dentro del esperpéntico universo ZP ya nada nos puede extrañar.
Kímiko MC -
Kímiko MC -
Respecto al otro comentario sólo puedo decir que nada se le puede achacar a un maestro de la manipulación como Urdaci. Deberían dejar ese pasaje en próximas ediciones como ejemplo práctico y en honor a una larga carrera al reinventor del deletreo televisivo.